La gente puede creer que el verdadero terror de la experiencia de un huracán es la violencia del viento, los rayos y la devastación de la lluvia. No, se equivocan. El verdadero terror está en la expectación, en el aburrimiento, y sobre todo, en lo evidente que se hace el lento, agonizante paso del tiempo. No avanza, se resbala; se desliza sobre una superficie pegajosa, dejándonos ver claramente que la vida está hecha de tiempo, de un tiempo que se deshace ante nosotros de manera monótona, repetitiva, irrelevante. La vida se nos deshace en el tiempo que no se detiene, que avanza lenta, pero segura e irreversiblemente. Hoy, esperando a un huracán que no llega y que no permite a nadie hacer nada, más que esperarlo, se me hace más evidente que nunca que casi todo lo que hacemos lo hacemos para evitar ver/escuchar/sentir el paso del tiempo, este desesperante desintegrarse de la propia vida, cubierto de televisión, xbox, cafes, libros, escritos, internet, conversaciones, sexo, fiestas, y cuantos etcéteras más se le quiera agregar en pos de la divina inconciencia del tiempo.
De ahi el verdadero pánico de hoy. Nada se puede hacer más que esperar, la luz será cortada en cualquier momento, así que uno no debe tener aparatos eléctricos prendidos; los vientos de más de 200 kilómetros por hora se manifestarán de repente y sin aviso, por lo que también queda descartada cualquier tentativa de alejarse de la casa, de ir a cualquier parte a distraerse. Unos dias antes el huracán absorbe toda la humedad del ambiente, entonces todo queda en una quietud seca. Esto es difícil de describir, uno lo nota sobre todo en los sonidos, y en una cierta sensación sobre la piel de que nada se mueve -quizás exceptuando el tiempo, que uno puede sentir claramente en su cotidiano deslizarse, ahora privado de distracciones-, es como si cambiara la velocidad, el ritmo de todo. Después, el mismo dia de su llegada, toda la humedad es liberada, y entonces, el aire se vuelve denso. Aquí esta lo que me interesa, esto es lo que nadie debería perderse (si usted no ha estado en un huracán, vale la pena que intente aprovechar el próximo solo para percibir este momento). Uno se da cuenta de que está en este momento no a raiz de un simple cambio en la calidad del sonido, como en la etapa anterior, sino a raiz de una transformación en la atmósfera entera. Es casi imposible encontrar palabras para esta calma más similar a la muerte que al sueño. Baste con decir que todo el ambiente se transforma, y si uno observa, lo puede notar en prácticamente todo. Esto es lo más curioso, pues el ambiente es una especie de ruido de fondo ante el cual se desarrolla la vida; son esas cosas inmutables, esas certezas que precisamente a raiz de su necesaria y constante presencia hemos dejado de notar, y solo volvemos a notarlas cuando faltan (hay quien dice que estas son las cosas que precisamente posibilitan la existencia, las cosas que se han vuelto tanto parte de nosotros que son imperceptibles, hasta que un cambio ocurre en ellas, como las bisagras de una puerta, piense usted, cuando ha reparado en las bisagras de una puerta, y que tendría que pasar para que lo hiciera); pues imagine que todas ellas cambian, no en tal grado que sea un cambio notorio para toda la especie humana, sino en un grado mínimo, sutil, suficiente para conferir a todo un marcado sentimiento de irrealidad y aproximarnos a la experiencia de la locura, como si no conocieramos nada, como si todo lo que conocieramos fuera falso, y se burlara de nosotros desde su incognoscibilidad, escondida atrás de una apariencia de normalidad, pero evidenciándose en este sentimiento de irrealidad y rareza que todas las cosas tienen en este momento. Un atardecer, por ejemplo, en el que nada se mueve, y nada se escucha, a pesar de ver gente caminando a unos metros de donde uno observa. Lo que si se escucha, acentuada, ensordecedoramente, es el zumbido anónimo del alumbrado público en una monotonía pavorosa, interminable, rota solamente de vez en cuando por el graznido metálico de un pajaro que confiere aun más el sentimiento de burla a todo el atardecer. La luz, la iluminación del mundo ha cambiado también, aunque esto es más incapturable que nada en palabras. Es como si todo hubiese adquirido un sórdido sentido de la composición del color, como si se planearan fotos imposibles, en donde colores como naranjas y azules en sus más diversas tonalidades armonizan a la perfección con tonos blancos y rosas. Es como si todo hubiése sido unificado y armonizado por esta experiencia de lo ajeno, de lo-otro-que-se-esconde-detrás-de-lo-mismo, y que nos observa en silencio, en las cosas.
Y el huracán no llega, y los medios anuncian que retrasa su llegada a un momento imprecisable, y la condena de la eternidad en la conciencia de este momento se prolonga, y se siente tan enorme como una ausencia, como la ausencia de la Vida que se siente, igual, en todas las cosas. Y la vida (con v chiquita) se nos desgaja en el tiempo, y el tiempo se nos esconde en las cosas, en las fiestas, en la tele, en el xbox, y nosotros nos escondemos en la búsqueda de la Vida, perdiéndonos en la vida y esperando a que llegue un maldito huracán que se queda en promesa. Esperando a que termine una ausencia, la ausencia más grande de todas.
Sunday, July 17, 2005
Cronofagia
Posted by Gran Fornicador at 9:02 PM
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9 comments:
Salgo a la calle y siento ke todavia estoy en mi casa... me siento comodo y seguro... siento privacidad...
Sigo esperando el dichoso huracan, una simple lluvia me tendria mas ke entretenido... es casi la 1 de la mañana, todavia espero kedarme a oscuras... nunca habia menospreciado tanto a una catastrofe natural... nunca.
Y nunca habia deseado tanto tener un xbox...
"Lo-otro-que-se-esconde-detrás-de-lo-mismo" me recordó al unheimlich freudiano (bueno, bueno, claro que en realidad la palabra alemana existe, por supuesto, desde antes del pequeño Freud): lo siniestro. Ese algo familiar que luego se vuelve extraño. Algo así como las palomas, me imagino.
tu post es bueno como descripción, y esta chido...no se si para el blog...pero ta chido. tal vez esperaba algo menos serio...pero a fin de cuentas es tu blog...y cada quien hace de su blog un papalote
¡Silvia, me cagas! ¡Debes morir! Ya-que-llamé-tu-atención... aquí es donde alguien dice algo que a nadie le importa... PERO PERO PERO para de mamar! Una vez le platiqué al Tirso de un libro de estética sobre Eugenio Trías que se llama Lo bello y lo siniestro, que era una tesis freudeana llevada a sus extremos, aplicada en una película de Hitchcock, llamada Vértigo, qué pedo con este comentario, sólo quería resaltar que Flectere estás más de moda que nunca y la gente de este lado del país me pregunta: oye, quién es Flectere y llego y leo lo siniestro y das Heimlich y y. Woo.
In Flectere
Out Todos los demás que lean esto, huevos.
(menos Tirso, claro).
Exactamente así me siento!! Es como si estuviera esperando mi propio huracán y, además, sabiendo que no va a llegar
Sofía: no-te-preocupes-flectere-morirá-algun-día... jeje.
Oh! Lo bello y siniestro es una más de mis pequeñas (o quizá no tan pequeñas) obsesiones. Y casi todo surgió de aquella frase de Rilke: la belleza es el principio de un horror que apenas somos capaces de concebir (la traducción es mía, me disculpo si hay quejas.)
Postdata a modo de objeción:
las cosas no son imutables... es sólo que así las percibimos.
Tapetazo, la expectativa es el diablo. El xbox es el cielo.
Flectere, gracias por sus siempre profundas intuiciones sobre la naturaleza de todo, y más aun, sobre lo siniestro. No quiero hablar de las palomas.
Fuzzy, mi blog, mi papalote, que bueno que todo eso esté claro.
Sofia y Flectere, vayanse a tener sus amoríos a otras partes y no en los comentarios de este post, pero eso si, no dejen de grabarlos en video y enviarlos para disfrute de los usuarios del presente blog. Ya en serio, el Flámigero meme si me plático con lujo de detalles sobre el tema, de lo más interesante; y por otro lado, Flectere merece estar In, lo he presenciado, escribe mucho, lee, siente, no tiene miedos, Flectere va para arriba y ya es hora. Nomas que se le quite esa molesta costumbre de las "a"´s al final de las palabras masculinas y voy a estar mucho más orgulloso.
Flectere prefiere ir para abajo que para arriba (sin dobles, triples ni cuádruples sentidos), es decir, a la Sima... y le recuerdo al gF que él y yo ya hemos tenido esa plática de sima/cima, pues como buenAs amigAs que somos salimos juntAs por cafés, y así, lAs dos muy contentAs tenemos pláticas interesantes (al menos, a mí me lo parece.)
Jejeje. Quizá en esto último hubo un poquitititititito de premeditación, alevosía y ventaja. Ooops... yo, la casi peor de todas.
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