Habiendo acumulado todos los conocimientos habidos en el mundo (y debajo, encima y a los lados de él), digerido todas las sabidurías, filosofado sobre los asuntos más variopintos y experienciado las experiencias más diversas por 27 años y un poquito más, ésta noche llego a la conclusión prácticamente irrefutable de que la vida está hecha de detalles, y nada más. Nada reemplaza a la observación de la minucia, a la nimiedad que transcurre, el tono de una tela o la manera en que el sol pega en los anteojos de alguien. La vida no contiene eso, la vida está hecha de eso. Pierden el tiempo los sabios buscando grandes explosiones, archés primeros o telos últimos. Si hay algo en lo que vale la pena fijar la atención, es en los detalles. Las cosas pequeñas, no las cosas grandes. Tanto más si esas cosas pequeñas, esos detalles, forman una mujer. Apréndase la lección, en todos sus detalles: la mujer más pequeña resulta ser la mujer más grande del mundo.
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