All I Wanna Do Is Rock...

Friday, April 24, 2009

Ayúdenme

¿Es la fiebre de la posible influenza que me come por dentro, o esto es lo más cagado del universo entero?


Friday, April 03, 2009

I´ll blow a hole in your face and then sleep like a baby



Gran Torino es una gran película. Pero sólo lo es si uno se da cuenta de que es una película realmente mala, triste y decadente. Si esta frase apesta a paradoja posmoderna, no es casualidad. El gran logro aquí (incidental o no, eso queda al juicio del espectador) es capturar la caducidad de un hombre y un género.
Desde el simbolismo en el título y uno de los ejes conductores de la acción (La pasión por los autos norteamericanos como referencia a los valores de una clase cuyo discurso se agota) a la hipérbole en el cliché de heroe de acción (las expresiones faciales y verbales de Eastwood), Gran Torino nos muestra la imposibilidad del clásico heroe y los clásicos valores norteamericanos para sobrevivir en el mundo contemporáneo, y nos lo muestra en una de las formas más sensibles que se puedan imaginar: la vejez como irse quedando solo.
El absurdo se revela al ver a Dirty Harry enfrentado a un mundo real. En este mundo, el personaje de Eastwood aparece, ya no como el antihéroe que al fin y al cabo encarna el bien (aunque sus métodos parezcan mostrar lo contrario), sino como el viejo racista y ridículo cuyas acciones no tienen cabida en el reino de lo políticamente correcto. En este sentido, la película es un Requiem, no solo por anunciar el retiro de Eastwood del mundo del cine, sino como reconocimiento de que la fórmula se agotó, de que Dirty Harry (y todo su legado) ya no puede tomarse en serio, de que la ingenuidad ha muerto. En otro sentido, también es un reconocimiento bastante valiente de los errores del pasado: el mundo no es como en las películas de acción, y nunca lo ha sido.
Nos quedan dos posibilidades: Eastwood es un genio que reconoce metadiscursos sobre el género que ayudó a fundar, los denuncia y satiriza con sutilísima ironía posmoderna; o bien, de la manera más triste posible, es un dinosaurio que no se da cuenta del más mínimo plano simbólico. Lo que no nos queda es la posibilidad de recurrir a la ingenuidad. Dentro de esta consideración, es tristísimo ver como la crítica ha recurrido precisamente a esta imposibilidad: en Metacritic se muestra el alarmante dato de que un 80% de la crítica (basado en una muestra de 150 reseñas) toma ésta como una gran película de acción y/o drama, un retomar de los antiguos valores sin ironía, dándole calificaciones positivas y lamentando que sea pasada por alto en los Óscares.
Yo apuesto por la primera opción (Eastwood como cineasta posmoderno), pero debo reconocer que cualquiera de las dos me anima y emoociona: la primera me muestra que la gente puede cambiar, y que la consciencia hace la diferencia; la segunda me confirma que la vida y el azar pueden crear piezas de belleza increible, sin que sea necesaria la intervención de las intenciones humanas.