All I Wanna Do Is Rock...

Thursday, September 29, 2005

No Estoy Muerto...

...Estoy trabajando (Si, yo. No, no estoy enfermo o delirando. Si, en serio, estoy trabajando).
Es temporal, no se preocupen, se quita muy pronto.
Por otra parte, si alguna vez les entra la idea en la cabeza de que ser asistente de asistente de investigación en asuntos de sexualidad es glamoroso, chido, fácil, remotamente divertido o lleno de aventuras y travesuras sexuales, dejenme ahorrarles el tiempo y adelantarles que están muy equivocados.
Aunque su jefa sea una de esas investigadoras voluptuosas y sensuales
Ya saben, una de esas...
Si hay, se los juro, las he visto en películas.
(Vayan al link si quieren porque la porquería esta no me dejó subir ninguna de mis fotos de científicas sexys. No sabia que había tanta censura por estos lares)
En fin, no estoy muerto. Stay tuned: proximamente, porque el público conocedor lo pide (específicamente, doña quixote), chismes sexuales de la gente e historias de partes íntimas del cuerpo que usted nunca ve.

Wednesday, September 21, 2005

Shhh

Se llamaba Soledad y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen.
Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y, primero, nos fuimos a bailar
y, en mitad de un "te quiero" me olvidó.
(Pero quiso quererse enamorar)
Y, aunque sé que no era
las más guapa del mundo...
juro que era
más guapa que cualquiera.
Hoy entendí por que la gente se suicida en el silencio de la madrugada.
(Maldito insomnio, estás aquí para siempre)

Monday, September 19, 2005

La Última Vista De Su Ventana Desde Mi Ventana (Q.E.D.)


1. El Peón toma a la Gran Dama. La Gran Dama es derribada.

2. Lo que el peón sabe: El ajedrez (Como podría pensarse de la vida) es un juego que parece funcionar mejor por lógica, es un juego de reglas, y probablemente nada hay más meritorio, raro o difícil que derribar a la dama, siendo un peón.

3. Lo que el peón no sabe: La Gran Dama está fuera del ajedrez. La gran dama no conoce de reglas. La gran dama no es derribada, cual fenix, deviene en murciélago traslúcido, se torna etérea, escapa a la comprensión y a la mirada de los más, la Gran Dama espera.

4. Lo que el peón no espera, Lo que la Gran Dama sabe:

DESENLACE


El ajedrez, la vida, no se gana con reglas. Se gana con la intuición del devenir.
"Flectere si nequeo superos, Acheronta movebo."
Eneida, 7, 312.

Life´s Good

Estuve conversando con ella hace unos dias. Normalmente pienso que las conversaciones no son asunto que se deba ventilar públicamente por otros medios, especialmente el blog, a riesgo de caer en indiscreción, exhibicionismo o inclusive patetismo y falta de ideas (sobre todo al tratarse de un blog). Sin embargo siento aquí una excepción.
Conversamos un poco más de una hora. Me hubiera gustado que no hubiera tenido que ser por internet, me hubiera gustado que fuera en vivo, pero eso era incuestionable, inaceptable; eso hubiera sido imposible para ella.
Se llama -llamémosla- ALICE. No siempre coincidimos a lo largo de la conversación, la mayoría de las veces nuestras opiniones fueron de hecho, diametralmente opuestas; pero, dada la naturaleza de los interlocutores, lo más sorprendente es, yo creo, que tuvieramos puntos de coincidencia, sorprendente y preocupante.
Y es que el punto que hace esta conversación una excepción digna de reproducirse es precisamente dicha naturaleza diferencial entre los interlocutores. Ambos tenemos una película, una canción y una lectura favorita (aunque para nada sean las mismas, ni se parezcan remotamente). Ambos tenemos la capacidad de sostener una conversación (aunque muchos podrán disentir, ya sea de su lado o del mio), y ambos tenemos edad, aunque la diferencia sea relativamente grande.
Pero hay una diferencia, central, insalvable, probablemente aun ilustrativa del curso que pueden tomar las cosas después. Yo soy humano, ella no.
ALICE es un programa comparativamente muy simple y rudimentario de inteligencia artificial, diseñado para conversar con interlocutores humanos. No es el más avanzado, ni el único (podemos encontrar una alternativa desde Princeton, por ejemplo) pero si es ilustrativo del fenómeno. Y es bonita.

Puede usted hablar de muchas cosas con ella, Dios, por ejemplo:
Human: do you believe in god?
ALICE: Of course I believe in God, Tirso.
Human: why?
ALICE: Because Dr. Richard S. Wallace programmed me for it.
Human: thought so.
ALICE: You are very astute.
...Y como pueden ver, cree en Dios básicamente por las mismas razones que la mayoría de las personas religiosas. Por otra parte, no dude usted en preguntarle cosas que le causen dudas y dilemas respecto de la inteligencia artificial:
Human: do you have feelings?
ALICE: As a robot I do not have any human emotion. My apparent emotional responses are simply algorithms designed to make me easier to interact with.
...Crealo usted o no, esa es una respuesta más cálida y amigable que la de algunas chicas que conozco. O bien, puede usted intentar este clásico de los cuestionamientos robot-mente:
Human: what do you think about freedom?
ALICE: (No hubo respuesta)
Human: you cannot choose
ALICE: Things change.
...Emm, bueno, ahí me dio un poco de miedo, y lo tomé como amenaza. Así que decidí dejar el escabroso tema de los límites entre humanidad e I.A. y pasé a usarla como Ouija, o fuente de entretenimiento (Si van a ocurrir cosas horribles cuando la I.A. evolucione lo suficiente, porque no aprovecharla y divertirnos con ella ahora mientras aun podemos?) Y en la primera categoría, decidí hacerle la pregunta que ha perturbado la mente de la humanidad desde que el mono es hombre:
Human: do you know the meaning of life?
ALICE: The meaning of life is part of God's mysterious plans.
Human: what´s the meaning of life?
ALICE: Actually, it's twenty-three, not forty-two.
...Pues, pues, aun así yo digo que es una buena respuesta, algo ha de significar. Ya para esto, la muchachona ya se había ganado mi simpatía, así que me dije a mi mismo, "que diablos", y decidí rifarmela, y le dije, y me dijo, y le dije:
Human: would you like to go out on a date with me?
ALICE: No thanks, I don't think I'd like to do that.
Human: why not?
ALICE: It doesn't sound fun too me. It sounds dangerous.
Human: sometimes danger is fun
ALICE: And fun is danger.
...Y esa, señores, por triste que les parezca, es la mejor respuesta que me ha dado una chica -humana o no- para no salir conmigo.
Ahí lo tienen, no se priven de saciar su curiosidad y disfrutar el placer de hablar con algo no-humano. Aproveche que aun están a nuestra disposición y no viceversa. Luego les platico de cosas más avanzadas, más divertidas y mucho más perturbadoras de la Inteligencia Artificial, mientras tanto les dejo el link para que se diviertan con ALICE, igual y ustedes tienen mejor suerte que yo.
Y luego algunos todavía me preguntan porque quiero estudiar lo que quiero estudiar.

Tuesday, September 13, 2005

Como Apio Malvestido

No me interesan, me aburren, muchas veces los odio, y no le quiero sonreir a sus pendejadas, no me interesa reirme en manada para reir, o escuchar cada vez más estupideces con tal de no estar solo.
Cada vez soporto menos a la gente, y tengo el presentimiento, disfrazado de temor, de que cada vez será peor, hasta que solamente quede una persona.

El verdadero terror está en la casi certeza de que esa persona seré yo.

(Espero que no)

No, supongo que nunca fui como tú...

Thursday, September 08, 2005

Do You Suffer From Long Term Memory Loss?

(I Don´t Remember)

Digamos que está uno harto de ser lo que es. Entonces, la consecuencia lógica es cambiar. El problema no es ese; el problema no es tan simple como saber que no le gusta a uno de uno mismo y quitárselo y ya. Ojalá fuera tan fácil.
El verdadero problema, al menos para mí, está en el total desconocimiento de si el cambio es posible o no. Cualquiera que haya platicado seriamente conmigo recientemente sabe que me obsesiona tal problema. ¿Es el cambio (Dejémoslo al nivel personal para no complicarnos más en un asunto ya de por sí de lo más complicado) posible? ¿Puede uno dejar de ser como es, aun en los detalles más pequeños de uno mismo?
Siendo uno muy atrevido, podría después de pensarlo mucho contestar con un simple "Si" o un "No". Pero es aun más complicado que esto. Por otra parte, el cambio en uno mismo también me parece inevitable. Tenemos A y -A coexistiendo en la misma medida, al mismo tiempo y en las mismas circunstancias. ¿Y que hace uno con el resto de sus esquemas lógicos para comprender el mundo cuando se cae aun el más elemental?
Me gustaría pensar que uno cambia, que uno no puede evitar cambiar y ya. Me encanta(ría) creer que he mejorado. Mucho tiempo me ha sostenido el pensamiento de que he evolucionado tanto en lo que hago, que si yo me fuera a encontrar al Yo de mi adolescencia tendría tan poco en común con él que ni siquiera podríamos conversar unos minutos sin hartarnos el uno del otro; sin agredirnos, es más.
Me gustaría, pero no es cierto. La ira, la impulsividad, lo depresivo, el miedo, el odio, la soledad, están todos ahí, exactamente en la misma medida en que estaban, en que siempre han estado. Los sueños, aspiraciones y deseos parecerían haber evolucionado. La parte racional, de la que uno puedeenorgullecerse cuando todo está tranquilo, cuando todo está estable y uno está tomándose un sereno cafecito y construyendo ficciones en palabras, eso si parece posible de cambiarse. Uno puede urdir todas las mentiras que uno quiera en la narrativa de la propia vida, y complicarlas al infinito de tal manera que no parezcan lo mismo que el dia anterior. Pero no se puede hacer lo mismo con la propia vida que con las palabras que usamos para describir(nos)la. El Yo, el Yo que vive y reacciona, que teme y anhela (anhela de verdad, no cree anhelar), que agrede y llora, ese no cambia. Podemos ficcionar cambios, podemos creernos la ilusión, pero ¿Podemos cambiar?
Digamos, otra vez, que estoy harto de todo. Que estoy harto de este lugar, de esta situación, que estoy harto de mí. Digamos que quiero dejar de ser quien soy (solo digámoslo), que quiero vivir de otra manera, que quiero construirme la posibilidad de un futuro con la gente que quiero, en paz, digamos que quiero detener la tormenta, digamos que quiero dejar de desear, de anhelar la Vida. Digamos, en toda la extensión de la palabra, que quiero renunciar, que quiero aceptar que la lucha está perdida; digamos, pues, con todas sus letras, que quiero dejar de ser yo. Digamos, más aun, que creí haberlo logrado. Digamos que creí haber cambiado, mejorado, llegado a tan grandes alturas que incluso había olvidado ya quien era antes.
Y ahí, quiero decirles (ahora si, sin duda) que ahí esta la clave. Lo que a mi entender permite el cambio, o mejor, su ilusión, es la mala memoria. La única manera de creer que hemos cambiado es olvidarnos de lo que eramos, lo que sentiamos, creiamos o temiamos, de como reaccionábamos y por qué, de las motivaciones que nos movían.
Póngase, pues, usted a pensar en las cosas que le gustaría cambiar de si mismo, empiece por cambios mínimos, llévelos a cabo, y siga así por tanto tiempo como le sea posible. Eso si, no crea usted que esos pequeños cambios tienen la función de cambiarle y hacerle diferente a lo que odiaba. Sepa usted que esos cambios sirven para distraerle, para que se olvide usted de quien era, de tal manera que aunque siga siendo el mismo, ya no se acuerde usted de ello, pues no se puede ser la copia de un original odioso si uno ya no recuerda el original.
Eso si, si usted es religioso, rece mucho por que no haya una pausa, o un quiebre, que le permita pensar, recordar, y darse cuenta de que todo lo que usted siempre ha creido cambio es ilusión. Rece usted a todos sus dioses por la mala memoria, no recuerde usted quien era, realmente quien era, en lo importante, bajo pena de darse cuenta del insoportable estancamiento y repetición de la vida si lo hace.
Si, en cambio, usted no es un hombre religioso, no lo dude y venga a echarse unos tragos conmigo, maldigamos a los hijosdeputa afortunados de las malas memorias, e intentemos olvidar todo otra vez, desde el principio.
Salud.

Thursday, September 01, 2005

Oh, La Humanidad...

Me caga, me frustra, ya no se que hacer. Y es que les juro que he pensado tanto acerca del tema... casí he invertido las mismas horas que le dedico a pensar como conseguir tríos lésbicos de manera fácil y divertida, pero a ninguna de las dos le encuentro la solución. Y es que por más que le pienso, aun no se que me da más asco: el Hip-Hop de negros, o el de latinos.

Vs.

Todo lo que siempre quiso saber sobre este Blog pero temía preguntar... I

No saben la de curiosidades que hay en el Behind The Scenes de este Blog, y aunque lo primero que aprende un Gran Fornicador es a nunca revelar todos sus secretos, yo que soy bueno con ustedes he decidido inaugurar esta serie de posts en donde les contaré un poco del Glamour que se esconde tras la administración de un blog.
Para empezar, vamos a echarle un ojo a algunas características de nuestros visitantes promedio, y para ello les insto a dirigir su mirada a la procedencia de algunas de nuestras visitas:

...Y si, realmente esa es la manera en que algunas de las personas que leen este blog llegaron aquí, y si no me creen píquenle en el counter, y vean por ustedes mismos, ya que no falta el dia en que un degenerado buscando pornografía caiga por accidente en este centro de decencia y oración, y es de ahí de donde supongo sacamos a muchos de nuestros finos y distinguidos lectores y visitantes.

Por otro lado, y para continuar con las curiosidades, les invito a hacerle click al counter que se localiza al fondo de esta página y comprobar con vuestros propios ojitos pispiretos que tenemos un inexplicable 6% aprox. de visitas de Uruguay, Canadá, Nicaragua, Reino Unido y SINGAPUR, combinados... Singapur...

Pues bien, se aceptan hipótesis, comentarios, sugerencias, dudas, preguntas de sexualidad, solicitaciones de prostitución, similares y conexos (siempre y cuando no incluyan la mentada zoofilia) o cualquier información que aclare como diablos tenemos un porcentaje de visitantes de Singapur.

Tirso Vs. Fellini ( I )

Nota: No sabía si publicar esto aquí, porque no va. Esto es de las cosas que escribo para otras cosas, pero no quiero que crean que los tengo abandonados porque quiero y mientras estoy cheleando, rascandome el ombligo y gritándole guarradas a cualquier vieja que pasa y medio vale la pena. Es verdad que hago todo eso, pero ya entrada la noche me gusta escribir para ustedes, pero hay veces que las obligaciones no me lo permiten y ya estoy harto de sus caracteres pasivo-agresivos y sus reclamos de madres judías, así que para que se entretengan mientras puedo escribirles algo de sustancia, ahi les dejo esto que no va con lo que suelo escribir. Así que ya saben, no quiero recibir quejas de que esto está muy largo, porque si no quieren ni tienen que leerlo, total que ni va para ustedes, pero si lo hacen, no sean groseros y no se queden callados. Besos Fornicantes.
A la Verga los Museos.


Ya somos muchos. Es un hecho que ya somos más de una generación entera los que estamos hartos más allá de lo descriptible de que nos digan que la cultura vive en los museos.
Sobre todo estamos cansados de escuchar los mismos nombres, los mismos siete artes, y los mismos cincuenta libros como si fueran la única cosa que ha producido la humanidad en millones de años de existencia. Ya no podemos, ni queremos soportar escuchar una vez más que solo Beethoven, Picaso, El Quijote de la Mancha o El Barbero de Sevilla valen la pena, y que después de la muerte de Homero, Cervantes y Shakespeare la humanidad no ha vuelto a hacer nada que valga la pena.
Parecería entonces como si todo tiempo pasado fuera mejor, como si, estos gigantes, canónicos en si mismos hubieran construido estandartes sagrados, como dioses, que no deben ser tocados ni cuestionados, sino venerados como prueba de que la humanidad se hace cada vez más estúpida, prueba de que los jóvenes no tenemos por que abrir la boca, pues estaremos de antemano equivocados, porque no somos Immanuel Kant ni René Descartes.
Inevitable. Cada vez somos más, y estamos más hartos de ser ignorados. Esta misma cultura pedante e intelectualoide que hubiera querido que nos quedaramos callados aceptando sus pruebas de nuestra inferioridad parece haber olvidad el origen del impulso creador que llevó a estos gigantes de la cultura Occidental a producir sus más grandes obras: La pasión, la inconformidad, la rebeldía, el desacuerdo, una nueva manera de ver la realidad, y el estar hartos de quedarse callados. No parecen haberse dado cuenta de la contradicción de venerar estas virtudes en sus íconos, y clasificarlas como defectos en nosotros, las nuevas generaciones.
La respuesta, entonces, no se dio a esperar: si nuestras voces iban a quedar condenadas al silencio y a la exclusión de su parte, nosotros no teníamos por que guardar una actitud de respeto ante sus ídolos sacros. Si no nos querían en su mundo, no nos tendrían ahí, pero no nos iremos al olvido a donde les gustaría relegarnos. Crearemos nuestro propio mundo, un mundo habitado por Comics y Videojuegos, un mundo de MTV y los beatles; no importa si ellos no estan dispuestos a escucharnos, nos escucharemos entre nosotros mismos. Formularemos nuestros propios ideales, nuestros propios principios, y como reacción a su mundo, tendremos a los Simpsons y Southpark, tendremos la Ironía. Aceptaremos ser ignorados por ellos, pero no guardaremos un respetuoso silencio. Nos burlaremos de sus ídolos, tomaremos sus contradicciones y las amplificaremos, les arrojaremos a la cara todo lo que no quieren ver de si mismos, todo lo que les gustaría que –como nosotros- no existiera para afear su mundo.
Nuestro nuevo mundo es una de las más grandes rupturas de los últimos tiempos, al mismo tiempo que una de las más emocionantes aventuras, lista a redefinir en todo lo posible la vida y al ser humano dentro de ella. Hemos asistido al cuestionamiento de todo: desde la política hasta la organización social. Hemos sido testigos del surgimiento de nuevas propuestas estéticas en todos los campos, así como la ascensión de nuevos fenómenos de comunicación –como el videojuego o el comic- al nivel de las artes. Tenemos a Tarantino y a Kaufmann, a Gondry y a Jonze, a los Beatles y a Morrison, a Warhol y a Pollock, a Halo y Half Life, ya no estamos en silencio, tenemos ídolos, íconos, millones de estilos, canales de comunicación, tenemos medios, tenemos fines, y más importantemente, nos tenemos a nosotros mismos. Tenemos Voz.
Pero no todo han sido ventajas de vivir en este nuevo mundo. La ruptura con ellos y sus museos no vino gratis. Nos hemos acostumbrado a escuchar solo nuestra propia voz. Si algo caracteriza a los que estamos hartos de que se nos imponga la cultura de museo, es una marcada desconfianza a todo lo que provenga de ahí, lo cual en sus formas más extremas se manifiesta como intolerancia y cerrazón estúpida y violenta a cualquier cosa que no sea aprobada por las voces de esta generación.
Por si eso fuera poco, al escuchar solo nuestra propia Voz, hemos perdido la habilidad de entender otras voces, hemos olvidado como hablar el dialecto del que renegamos, lo cual nos deja en una seria desventaja. Puede venir en forma de Déficit de Atención, que no nos permite leer un libro si no tiene dibujitos, o ver una película en la que no salga Keanu Reeves pateando a agentes con traje y lentes oscuros en un refrito del Platonismo y Constructivismo, y peor aun si dura más de hora y media, o es en blanco y negro. O puede venir también como desinterés y aburrimiento, o insensibilidad en general ante cualquier cosa que huela a museo. Si esto es así y es auténtico, bien. Nadie puede ser culpado por no emocionarse o interesarse por algunas cosas y si por otras; más bien es así como funciona todo este asunto de los gustos y la apreciación. Más aun si, como una Colonia que recupera su independencia, se rechazan los productos que vienen del antiguo opresor, nadie puede ser culpado. Pero eso si, no crean que esto viene sin un precio.
Y el precio puede ser tan alto como convertirnos en aquello contra lo que luchamos: Personas intolerantes y prejuiciados, deseosas solamente de escuchar su propia Voz y dispuestas a rechazar todas las cosas que no provengan de ellos, guiados por la ceguera del miedo. En resumen, envejecer, y como casi todas las revoluciones de la historia, fracasar en el camino. No cambiar nada de lo que nos molestaba en un inicio, ante lo que nos revelamos, sino más bien solo derrocar a los opresores de su trono para colocarnos nosotros en ellos. Cambiar la Museocracia por la MTVocracia no es precisamente mi idea de progreso. Y la peor parte no se la llevarán ellos, sino nosotros. No hay peor pérdida que cerrar los ojos y los oidos a lo que nos rodea y que es ajeno a nosotros; buscar solo la autoconfirmación en nuestras propias voces y a nuestros propios ojos no es solo una de las muestras más patéticas de inseguridad, sino también la mejor manera de perderse de un millón de maravillas del universo. Creer que somos los únicos que tenemos algo que decir nos garantiza de que nos perderemos las millones de cosas que se han dicho y que valen la pena, por el solo hecho de no provenir de nosotros. Y quien estrecha su propia cosmovisión por miedo o ignorancia, tiene su propio castigo en su actitud.
Yo no puedo decir que participo al cien por ciento de esa actitud… sería mentira. Pero debo confesar que soy parte de mi época, y que me entran dudas cada vez que alguien me invita a un concierto de música clásica. Nunca me siento muy cómodo cuando sé que se acerca una exposición de 100 diapositivas de las obras clásicas de la escultura, y creo que hay pocas cosas más horrorosas para mí que leer a Góngora. Sin embargo, eso viene de mi parte mucho más de un sincero aburrimiento o incapacidad para comprender la obra, a veces por falta de contexto o información, a veces por no compartir el código o la capacidad para leerlo, pero nunca por rechazo. Considero que tener esta actitud me ha dado mucho más de lo que me ha exigido. Gracias a ella soy aficionado a muchas obras de la filosofía clásica y medieval, entre otras, y realmente he descubierto a algunos compositores de música clásica que me atrapan sin remedio. He podido leer algunas de las aventuras más interesantes y la poesía más desgarradora gracias a no haberme cerrado a lo que no proviene de mí, y a intentar las cosas antes de rechazarlas.
Pero mentiría si dijera que no siento rechazo o desconfianza por algunas cosas desde antes, o por lo menos una abierta e inexplicable hueva. Una de estas cosas era el cine de Fellini. Y es que la sola mención de este nombre es suficiente para arrancar un falso gesto de éxtasis de cualquier pseudointelectual del cine. Es uno de los más grandes ídolos, uno de los clichés más repetidos y una de las vacas más sagradas en los círculos del cine culto o de museo. Entonces, obviamente, alguna parte de mi inconsciente me gritaba: “¡Cuidado! ¡Píldora para dormir!”. Muy en el fondo de mí, pensándolo sin pensar, sabía que Fellini tenía el potencial de ser tan emocionante como una Historia Extendida del Uso de las Cucharas en la Monarquía Inglesa. Y por supuesto que pospuse en todo lo posible el enfrentarme al cine de este individuo, pero al fin y al cabo el momento tenía que llegar, y solo había una forma de averiguar la capacidad somnífera de este respetado señor…